Nicole Williams

CRASH


Southpointe High es el ultimo lugar donde Luce quería terminar su último año escolar. Justo entonces, ella tropieza con Jude Ryder, un chico que hace honor a su nombre, y es sinónimo de problemas. Él tiene una larga lista de antecedentes penales que puede sobrepasar cualquier tesis, su nombre provoca suspiros, gritos, y maldiciones de tantas mujeres que Lucy no se atreva a preguntar, y vive en la casa local para chicos, donde los disturbios parecen ser normales para los residentes. Lucy tiene un objetivo mejor, en el peor de los casos, estrafalario. Vive usando sus satinadas zapatillas de ballet, tiene sus miras puestas en Juilliard, y ha sido cuidadosa en mantener los problemas lejos de su vida. Hasta ahora.

Jude es todo lo que necesita mantener alejado de su vida si quiere separar su pasado de su futuro. Mantenerse alejada, está a punto de descubrir, es la única cosa de la cual es incapaz de hacer.
Para Lucy Larson y Jude Ryder, el amor está apunto de convertirse en la cosa más desgarradora.





CLASH


Jude Ryder atrae siempre todas las miradas. Es guapo, insolente, atrevido... y desde que está con Lucy exhibe una sonrisa que quita el hipo.
Pero, aunque están más enamorados que nunca, ella no lo tiene claro. Por un lado, Jude siempre ha sido un rompecorazones, magnético para todas las chicas. Y por otro, ahora se encuentran a más de cuatro horas de distancia: ella en una exclusiva escuela de danza y él en una buena universidad gracias al fútbol americano.
Y, por si esto no fuera suficiente, Lucy ha descubierto que allí es tradición que cada jugador tenga una «hermana» animadora, y la de Jude alberga intenciones muy poco fraternales...






CRUSH


¿Cuál es el límite de la pasión?
Si compartir los sueños con un chico normal ya es complicado, hacerlo con Jude Ryder es casi una imprudencia. Apasionado, impulsivo y temperamental, Jude solo quiere vivir el presente-y esto no está nada mal, porque es un bombón-, pero Lucy sabe que para que lo suyo funcione deberán antes superar sus pasados. Y, claro, esto no es tan divertido como explotar su pasión como si no hubiera un mañana...



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